100 years locked away in prison. This is the Spanish Supreme Court’s sentence in the trial of nine former members of the Government of Catalonia, the former President of the Parliament of Catalonia and two grassroots leaders. 100 years for holding a referendum, which is not illegal in Spain under the Spanish Constitution; this was explicitly removed as a criminal offence from the Spanish Criminal Code in 2007. 100 years for exercising their rights in a civic, peaceful and democratic manner. 100 years for allowing people to vote, for conducting a debate in the Parliament of Catalonia and for standing up for their ideas. These people, my colleagues and friends, have been judged and sentenced for their political views in the 21st century. Furthermore, this has happened right at the heart of the European Union, a union based on fundamental rights and freedoms. This, of course, raises serious concerns about the very nature of democracy in Europe.
The outcome of the trial, condemning nine innocent people to prison, represents a historic error made by Spain. A mistake that, far from helping to make things better, only worsens the current state of affairs. The Government of Catalonia and Catalan society as a whole have always pursued a democratic solution to this political issue between Catalonia and Spain. The Spanish Government’s attempt to resolve the crisis through court orders and prison cells will never provide a solution to this problem. Sending political opponents to prison for between nine and 13 years each years is not a solution.
Dialogue is the only way forward; this is what we have been working towards all along and it is what the Parliament and international intermediaries around Europe have been asking for over the past few years.
Unlike the Government of Catalonia, [Spanish President] Pedro Sánchez has never tried to break this deadlock through dialogue. This has become even more obvious following the sentences demanded by both the State Prosecutor’s Office and the Spanish Attorney General’s Office, two bodies directly affiliated with the Spanish Government, at the start of the trial in February. Some thought that Sánchez’s premiership would de-escalate the conflict, but sadly, we have realised that Sánchez has neither the will nor capacity to move forward.
This trial and sentence against democracy have made a solution within the Kingdom of Spain even more difficult to achieve. The judicialisation of the issue inevitably projects this conflict to the rest of Europe, its institutions and its international courts. In this regard, it is vital that the international community takes on an active role in helping to resolve the conflict between Catalonia and Spain. In fact, the aftermath of the trial proves that this is no longer an internal affair of Spain; it is a European and global crisis. Either the world intervenes or the conflict will intensify and cause more trouble for those who clearly wish to avoid it.
The Government of Catalonia believes that there is a solution, but not through sheer force or the courts; through talks and ballots. It is possible and we will not stop pursuing it, because it is the only possible way forward. We appeal to the international community to speak up and to, once and for all, demand democratic and negotiated solutions. Fundamental rights are at stake in Europe and European democrats cannot remain silent. In the wake of these sentences, it is no longer possible to keep our mouths shut.
These nine innocent people do not belong in prison. Criminalising voting is never the answer, but rather the opposite. The citizens of Catalonia should be able to decide their own future by voting without fearing oppression. Democracy must prevail. The welfare of future generations depends on this, and not only in Catalonia or Spain. Europe, now it’s up to you.
Alfred Bosch is Minister for Foreign Action of the Government of Catalonia
Ahora depende de vosotros (publicat al diari Heraldo de México)
El resultado del juicio, que condena a cien años de prisión a personas inocentes, representa un error histórico por parte del Reino de España. Un error que, lejos de ayudar a mejorar las cosas, sólo empeora el conflicto
Cien años condenados a prisión. Este es el veredicto final del Tribunal Supremo español en el juicio contra los nueve líderes políticos y civiles catalanes. Cien años por celebrar un referéndum, que no es ilegal en España según la Constitución, ya que fue eliminado explícitamente como delito del Código Penal en 2007.
Cien años por permitir que la gente vote, por llevar a cabo un debate en el Parlamento de Cataluña y por defender sus ideas. Estas personas, mis colegas y amigos, han sido juzgadas y condenadas por sus opiniones políticas en pleno siglo XXI. Además, esto ha sucedido justo en el corazón de la Unión Europea, una unión basada en los derechos y libertades fundamentales. Esto plantea serias preocupaciones sobre la naturaleza misma de la democracia en Europa.
El resultado del juicio, que condena a cien años de prisión a personas inocentes, representa un error histórico por parte del Reino de España. Un error que, lejos de ayudar a mejorar las cosas, sólo empeora el conflicto. El Gobierno de Cataluña y la sociedad catalana en su conjunto siempre han buscado una solución democrática a este problema político.
El intento del gobierno español de resolver la crisis a través de sentencias judiciales y prisión nunca proporcionará una solución a este problema. Enviar opositores políticos a prisión no es, en ningún caso, una solución. El diálogo es el único camino posible. A diferencia del Gobierno de Cataluña, el presidente español, Pedro Sánchez, nunca ha tratado de resolver este conflicto hablando.
Esto se ha vuelto aún más obvio después de las sentencias que pidieron durante el juicio la Fiscalía General y la Abogacía del Estado, nombrados directamente por el Gobierno español. Algunos pensaron que el presidente Sánchez ayudaría a resolver el conflicto, pero lamentablemente, nos hemos dado cuenta de que no tiene la voluntad ni la capacidad para avanzar.
Este juicio y sentencia contra la democracia han hecho que una solución dentro del Reino de España sea aún más difícil de lograr. La judicialización de la cuestión inevitablemente proyecta este conflicto al resto de Europa y al mundo entero. En este sentido, es vital que la comunidad internacional asuma un papel activo para ayudar a resolver el conflicto entre Cataluña y España.
De hecho, las consecuencias del juicio demuestran que esto ya no es un asunto interno de España; es una crisis europea y global. O el mundo interviene o el conflicto se intensificará y causará más problemas a aquellos que claramente desean evitarlo.
El Gobierno de Cataluña cree que hay una solución, pero no a través de la represión o de los tribunales; la única solución posible pasa por la democracia. Hacemos un llamado a la comunidad internacional para que hable y, de una vez por todas, exija soluciones democráticas y negociadas. Los derechos fundamentales están en juego en Europa y los demócratas europeos no pueden permanecer en silencio.
Con la publicación de esta sentencia, ya no es posible mantener la boca cerrada. Criminalizar el voto nunca es la respuesta, sino todo lo contrario. Los ciudadanos de Cataluña deberían poder decidir su propio futuro votando sin temer la represión por parte del Estado. La democracia debe prevalecer. El bienestar de las generaciones futuras depende de esto, y no sólo en Cataluña o en España. Ahora depende de vosotros.
POR ALFRED BOSCH
MINISTRO DE ACCIÓN EXTERIOR DE LA GENERALITAT DE CATALUNYA