En estos momentos la gran mayoría de los diputados están ya elegidos, sin que los ciudadanos hayan votado. Las listas cerradas y bloqueadas hacen que los primeros de cada partido en cada circunscripción, que en las grandes abarca hasta el puesto del penúltimo elegido la vez anterior, tengan escaño seguro, y se lo deban no al voto popular sino al dedazo de la autoridad partidaria competente, que suele actuar al estilo Guerra, ‘el que se mueve no sale en la foto’. Estos ya diputados saben que son elegidos sin intervención alguna de los electores, que somos más bien ratificadores. Para ellos las elecciones son un trámite, lo que realmente importa es conseguir un puesto seguro, llamado ‘de salida’, así que dedican sus esfuerzos preferentes no al electorado, que da igual, sino a quien o quienes deciden su puesto en las listas. Es un incentivo perverso, pero es lo que hay.
Sólo los presentados en el puesto del último elegido la vez anterior, y en el siguiente, se juegan realmente el escaño ante los electores, y en justa correspondencia deberíamos los electores votar una lista no en función de quien la encabeza, que en todo caso será diputado, sino de quienes ocupen esos puestos arriesgados, que lo serán o no en función de nuestro voto. Es lo único que podemos decidir, así que lo más racional es que decidamos el voto en función de esos candidatos de puestos no seguros, que nos deberán la elección, no de los de puestos seguros, que no nos la deberán. Votemos ‘more geometrico’.
Article publicat a Público el 18 de gener de 2008