Tras el reparto de cuotas PSOE-PP del pasado julio, ayer rellenaron los nombres, Moncloa designará el Presidente que los Vocales ratificarán y no elegirán, contra lo que dispone la ley, y comenzará un nuevo CGPJ. Es el mismo sistema viciado de siempre, clientelar y opaco, con una comparecencia parlamentaria que no es decisoria, como dispone la ley, sino un trámite o paripé. Creo, sin embargo, que cabe dar un margen de confianza a este nuevo CGPJ, pues pese al nefasto sistema de elección, muchas de las personas son de alta calidad profesional y humana, expertas y con un claro sentido de servicio público al interés general. Después del peor CGPJ y Presidente que han existido, no es difícil mejorarlos, pese a la presencia de algunos nombres que parecen responder al criterio de pagar favores, incluso turbios. La institución está tan degradada, y ha degradado tanto a la Justicia española (considerada internacionalmente como la 46ª en imparcialidad y la 64ª en independencia) que todo está por hacer, y se puede hacer si los nuevos Vocales y Presidente dejan de atender a Moncloa y Génova para atender a las necesidades de los ciudadanos. Ni ellos ni la inmensa mayoría de los sacrificados jueces, primeras víctimas de esta charca ponzoñosa, merecen un lustro más de hundimiento en el sectarismo partidista. “Senatores boni viri Senatus autem mala bestia”, decían en Roma. Esperemos que se desmientan los augurios y por fin comencemos a tener el CGPJ y la Justicia a que tenemos derecho.
Article publicat a Público el 9 de setembre de 2008
