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Diumenge, 28 de juliol del 2024
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La transición y ese niño de la foto

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“El periodo de transición política ha terminado. En apenas dos años, los españoles hemos transformado, desde la legalidad, un sistema autoritario de gobierno en una democracia pluralista”. El expresidente Adolfo Suárez González (1932-2014), anunciando el 29 de diciembre de 1978, la convocatoria de elecciones generales para marzo del año siguiente.

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Existe cierta conformidad en situar el inicio de la transición en España a partir de  la desaparición del general Franco, el 20 de noviembre de 1975, tras la cual el denominado Consejo de Regencia asumió, de forma transitoria, las funciones de la Jefatura del Estado hasta el 22 de noviembre, fecha en la que fue proclamado rey ante las Cortes y el Consejo del Reino Juan Carlos I de Borbón, que había sido designado seis años antes por el general Franco como su sucesor “a título de rey”…

Yo creo que la transición española dio comienzo el pasado 9 de Noviembre con la votación por parte de Catalunya en su proceso soberanista. Me explico; estamos viendo sucesivamente como los políticos o si se prefiere, el poder, que hasta ahora debían gestionar esa sucesión o evolución de un régimen opaco y cerrado a uno de trasparencia y apertura, se han limitado entre otras cosas, a enriquecerse ilícitamente desde su posición de privilegio. Pero ya no es solo el tema económico-corrupción al que asistimos día sí, día también. Si no a la propia manera en la que se ha hecho política estos últimos 40 años. Ha seguido prosperando la misma mentalidad de antaño, en los mismos sitios, y lo que es peor, con los mismos al mando. Ese niño de la foto, de celebración, posee una nula capacidad e interés para remediarlo, y de ahí una parte del auge independentista. A grandes trazos, el 9 N, ha llegado como consecuencia de múltiples factores, pero a mí entender, la incomprensión de los gobiernos sucesivos del PP o del PSOE sobre la realidad plurinacional del Estado ha jugado un papel imprescindible. La falta de respuesta a las demandas de la sociedad catalana ha puesto en evidencia las grietas del proyecto constitucional del 78 que se diseñó bajo las premisas de “un federalismo imperfecto” y que, en lugar de avanzar y progresar hacia su pleno desarrollo, ha ido retrocediendo hasta llegar a un centralismo insoportable del que además se siente orgulloso. Empezando por los sucesivos avatares del Estatut y siguiendo con ‘todo lo demás’, han activado a una sociedad catalana cuyo movimiento hoy es imparable.

Especialmente alarmante es comprobar cómo el Gobierno central afronto la realidad del 9N, que no hizo más que evidenciar el fracaso de un modo de hacer política. La negativa a abordar con los instrumentos de la política lo que estaba ocurriendo en Cataluña ha alimentado las filas del independentismo y encrespado los ánimos de una sociedad que, aun así, hizo del 9N un acto de civismo ejemplar. El gobierno español no dudó en calificar la consulta catalana como ilegal, sin haber dado la más mínima oportunidad para llevarla a cabo de manera acordada, vinculante y con garantías plenas. Recuerdo que la misma noche electoral argumentaba que el 9N carecía de valor político, cuando si algún valor especial atesora la consulta es el del civismo de sus más de dos millones de ciudadanos y ciudadanas votando y sus más de 40.000 voluntarios acreditados en el proceso y velando por él. Este 27 de Marzo ese niño de la foto, joven en la transición, ha cumplido años (60). Y sigue sin enterarse que ya han pasado 40 años y no hemos avanzado. Ahora esa sociedad catalana y madura tiene derecho a obtener una respuesta política a sus reivindicaciones y esa respuesta no es otra que votar al amparo de la ley en las elecciones del 27 de septiembre de 2015. Porque no es preguntarle a la sociedad lo que la divide, sino no tomar en serio sus reivindicaciones. Cuando el próximo 20 de Noviembre se cumplan esos 40 años de transición, (o 40 por 16.400 millones € de expoliación), yo seguiré opinando que en todo caso será el comienzo de la verdadera metamorfosis de lo que se conoce como España. Algo va a cambiar. Seguro.
Ah, i felicitats!

J L Herrera Vega
Ciències de la Informació i de la Comunicació
El Comunicado

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