LA MARCHA DE LA SAL
Bajo el lema #LaForçaDeLaGent las entidades favorables a la República Catalana han llamado este viernes a un primer ensayo de lucha activa y pacífica que superara la fase de la revolución de las sonrisas de los últimos siete años. Esta fase, tan trabajada y que nos ha llevado hacia una amplia mayoría social por la República, tuvo un punto de inflexión al entorno del 1 de octubre. El Estado mostró su violencia y su vulneración reiterada y sistemática de los derechos humanos más elementales: libertad de expresión, inviolabilidad de la correspondencia, libertad de prensa, derecho a la manifestación, derecho a voto, derecho a la integridad física etc
Por ello, en la nueva fase, la primera acción de forma inteligente, se ha centrado en dar un toque de atención a la banca que configura los fundamentos del régimen corrupto y represor. La retirada de dinero en efectivo, habrá tenido poco o mucho efecto. Pero para la ANC y Òmnium ha significado un entrenamiento para que los 3 millones (4 millones añadiendo los menores de 18 años) de movilizados en manifestaciones y en el referéndum, descubran su potencial como consumidores libres para hacer tambalear un régimen económico; si se lo proponen de forma sistemática y afinando bien el objetivo de cada campaña.
La aparición de la plataforma @enpeudepau para ayudar a formar a los ciudadanos catalanes en las técnicas de la no violencia y la resistencia civil es estratégica en estos momentos. Ghandi con decenas de años a la espalda de lucha por la independencia de la India definió las líneas. Ante todo, preparar la gente para ser fiel a los dictados de la conciencia y para practicar el swaraj o la completa independencia individual, espiritual y política. En segundo lugar, definir unos objetivos económicos y sociales muy claros que a la vez que beneficien quienes se movilizan, perjudican claramente al opresor o sus aliados. En este ámbito, y recordando el film Ghandi, hubo el swadeshi: el boicot a los productos británicos y la defensa del khadi, tela fabricada por los mismos indios. Y también la Marcha de la Sal que rompió el monopolio de su extracción que se habían quedado los británicos. Y en tercer lugar, la “falta de cooperación” boicoteando las instituciones educativas británicas y sus tribunales de justicia y la renuncia a los cargos, títulos y honores británicos.
¿Porque se ha iniciado esta vía en Cataluña? Por varias razones. Primera. Un Estado que desprecia y maltrata a los ciudadanos y sus derechos, no se detiene sólo con manifestaciones festivas y masivas o las reactivas ante la represión. Hay que hacerlo tambalear en puntos sensibles. España tiene una debilidad estructural que la hace frágil: deuda, pensiones en quiebra, inseguridad jurídica ante un sistema sin separación de poderes y alta corrupción donde España encabeza rankings europeos.
Segunda. La Europa que se está expresando, la de los grandes Estados, se está mostrando insensible a la defensa de los derechos democráticos y sólo avala el statu quo, como en época de la Santa Alianza y los 100.000 hijos de San Luis que restauraron el absolutismo en España con Fernando VII; y ahora el retro franquismo de Rajoy y Rivera. Esta Europa de los mercaderes sólo entiende el lenguaje del Euro. En este sentido las advertencias de varios consultores y diarios económicos internacionales y el mismo FMI avisan de que la cronificación del conflicto con Cataluña tendrá graves consecuencias económicas para España, pero también para Europa. Por lo tanto, cualquier desestabilización económica hace de catalizador de este equilibrio frágil.
Tercera. La toma de conciencia como ciudadanos responsables de la nueva democracia debe ir acompañada de la conciencia como consumidores responsables. Este primer test de viernes como consumidores libres ante la Banca, debe ir seguido de otros más trabajados, preparados con tiempo y que concentren la presión en un foco muy claro y de forma persistente, no efímera.
Que nadie lo vea inútil. El Estado hace tiempo que ha comenzado su guerra económica moviendo fondos controlados fuera de la gran banca catalana y promoviendo la deslocalización de sedes sociales a través de una ley expreso y de llamadas telefónicas de permisividad fiscal.
Después de la puesta en marcha del 155, la liquidación del autogobierno y el previsible enjuiciamiento de todo el Gobierno democrático, urge declarar la República y el inicio del proceso constituyente y preparar a la población para un período, que no será corto, de doble legalidad. En ese sentido es necesario que los dirigentes políticos y sociales hagan un nuevo relato claro y contundente. Ya no estamos en el proceso de acumulación festivo previo a la independencia. Hemos entrado en un periodo de turbulencias, donde Cataluña, sin los poderes disuasorios del Estado será golpeada de lleno en sus instituciones y en sus dirigentes. Que el hecho de tener una Ley de transitoriedad no nos blinda ante la fuerza del Estado. Que como Churchill dijo, prometemos en las próximos meses, sudor y lágrimas, porque incluso las independencias más tranquilas, como la eslovaca de Chequia, comportaron en un primer momento recesión y pérdida de posiciones. Que estas dificultades se deben tomar como una inversión colectiva de cara al progreso acelerado que se producirá una vez pasada la transición.
¿Y ante la pregunta legítima de alguna gente independentista de si con tanta represión y previsible retroceso, lo hemos hecho bien? Hay que contestar: no os dais cuenta que nuestra sentencia a muerte económica, cultural y como democracia homologable está dictada por el PP y Ciudadanos con la complicidad del PSOE desde el 2006/2010? ¿Y que cuando sabes que te van a liquidar, no es tu deber luchar sin especular si te irá más bien o mal?
Y otra cosa a considerar. Algún analista habla de que el comportamiento de los grandes Estados europeos ante el caso catalán se explica por querer comprobar en un caso piloto como el nuestro, la capacidad de las sociedades civiles para aguantar una seudodemocracia musculada donde se recorten definitivamente los derechos sociales en nombre del mercado y las libertades en nombre del riesgo de terrorismo.
En Cataluña no sólo se juega la partida Cataluña / España, sino la partida democracia / autoritarismo. Y como dice una campaña viral: #FREECATALONIA #SAVEEUROPE