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La extrema derecha

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La extrema derecha y su nuevo discurso. El neofascismo del siglo XXI

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Durante estos primeros años del siglo XXI, hemos sido testigos de como los partidos de extrema derecha resurgían con mucha fuerza por todo el continente. Pero, ¿Cuáles son las razones de su meteórico ascenso dentro de la sociedad occidental?

Muchos historiadores creen que el origen de este nuevo discurso xenófobo y fascista empezó a fortalecer sus cimientos, a nivel europeo, con el nacimiento del Frente Nacional Francés de Jean Marie Lepen, durante los años noventa. Los expertos defienden que, desde un punto de vista histórico, se creó toda una retórica con la intención de ir del nacional socialismo al nacional populismo. Fue el primero que se centro en criminalizar la inmigración; en poner en duda los beneficios de la formación de la Unión Europea; se erigió en salvador de la patria frente a un gobierno que miraba más por sus propios intereses, que por los del pueblo; y se aprovechó del miedo de la población, que veía su identidad francesa y sus tradiciones, amenazadas por la globalización.

Durante los próximos veinte años, hemos ido viendo como surgían organizaciones políticas del mismo signo y el mismo discurso, en distintos países de Europa. Tenemos el caso de los Demócratas Suecos y su líder, Jimmi Akkesson, que cuenta con más del 20% de los votos en Suecia, una de las democracias más fuertes de todo el planeta. En Hungría, Victor Orban, actual primer ministro y líder del partido de extrema derecha, Unión Cívica por Hungría, ha establecido un régimen autoritario, corrupto y donde se violan los derechos civiles de la población de forma sistemática. En España tenemos partidos como Ciudadanos, con un discurso especialmente maquillado y que huye de cualquier relación con el franquismo, pero todos sus líderes han sido fotografiados o pillados enalteciendo o defendiendo posturas claramente antidemocráticas. La defensa a ultranza de la detención de cantantes o periodistas por sus canciones y artículos o sus posturas respecto a Cataluña, no hacen otra cosa que demostrar este hecho. En Grecia tenemos a Alba Dorada, un partido de ideología neonazi, que ha llegado a tener más de 20 escaños en el parlamento griego durante los últimos años. La hija del señor Lepen, Marie, cuenta con el 27% de los votos en Francia y es la principal líder de la oposición. En Italia, el partido neofascista La Liga Norte, ha conseguido que su líder, Mateo Salvini, sea el actual ministro del interior del país trasalpino. Y podríamos seguir con muchos casos más.

Todos estos ejemplos del éxito actual de partidos no democráticos y neofascistas ponen en cuestión las bases de la democracia europea. Ayer mismo, la Unión Europea tomó la decisión de vetar el derecho a voto de Hungría, con la intención de frenar sus propuestas racistas y su cuestionamiento constante de las bases democráticas de esta institución.

La única forma de luchar contra el fascismo es con la cultura, la educación y la conciencia. Algo hemos hecho mal cuando los partidos que defienden volver a la época más oscura que tuvimos como sociedad, son a los que la gente vota. El problema es más profundo y estructural. Hay que atacarlo de raíz y hacer una profunda autocrítica de nuestra sociedad. Como decía el gran Miguel de Unamuno: “El fascismo se cura leyendo, y el racismo viajando”.

 
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