El Tribunal Supremo, por primera vez, ha anulado nombramientos de Magistrados del propio Tribunal Supremo, realizados por el CGPJ, por falta de motivación. Varias veces, las más sonadas las del sr. Gómez Bermúdez como Presidente de la Sala Penal de la Audiencia Nacional, ha sido burlada la exigencia legal y jurisprudencial de motivar, pues el CGPJ hace como que motiva. Esto se debe a que la mona de los nombramientos arbitrarios, opacos, y de reparto de cromos o pase de rodillo, es difícil vestirla de seda.
El actual sistema no promueve las personas cuyo perfil y trayectoria aseguren que los principios constitucionales de mérito, capacidad, e igualdad de oportunidades, prevalezcan, pues no se explican las concretas razones reales de cada nombramiento y de la exclusión de los no nombrados.
Son necesarios criterios y métodos de objetividad y transparencia, como ocurre en las democracias avanzadas: recabar de las personas que presenten su candidatura un currículo detallado, que expongan su programa y propósitos, que informen las Salas de Gobierno donde ejercen, que comparezcan públicamente con examen e interrogatorio, que se objetive un baremo, etc.
Yo así lo propuse en el CGPJ en 2005, y no se aprobó. Lo he vuelto a proponer, ya veremos si los dos sectores, el mayoritario del PP y el minoritario del PSOE-IU, ceden su poder omnímodo de rodillo y cromos en beneficio de la objetividad y el cumplimiento de la Constitución y la ley. Hace falta altura de miras, crucemos los dedos.
Article publicat a Público el 16 de novembre de 2007