Edició 2345

Els Països Catalans al teu abast

Dijous, 26 de desembre del 2024
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Dimissió de la Defensora del Pueblo, ja!

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Quan tot just fa pocs dies que la Defensora del Pueblo va ser comparèixer al Plenari del Congrés dels Diputats per presentar l’informe de l’any 2009, avui l’ha tornada a vessar. El dia 13 d’aquest mes li vam deixar dit què en pensàvem, de la seva actuació, guiada per una permanent militància catalanofòbica (us adjuntem la intervenció republicana al final), tal com s’ha evidenciat en els recursos d’inconstitucionalitat presentats davant del Tribunal Constitucional relacionats amb l’Estatut, la Llei d’Acollida, el Codi de Consum o, segons que sembla, ben aviat quant a la Llei del Cinema.

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L’actitud fanàtica de María L. Cava de Llano, ex-diputada del PP i membre d’una família de destacats feixistes militants del franquisme i de Fuerza Nueva, de fet, representa la continuació de la praxis iniciada pel seu antecessor, Enrique Múgica, que ja s’havia destacat per abanderar les causes del nacionalisme espanyol en contra, per exemple, de la normalització de l’ús social de la llengua catalana. Tot i que, avui per avui, ocupa el càrrec de forma interina, sembla disposada a fer mèrits per consolidar la plaça, per la qual cosa està pretén emular Enrique Múgica en tot allò que és competència de la catalonofòbia. La Defensora del Pueblo, nascuda en terres catalanes, representa l’exemple paradigmàtic de manual d’autoodi al servei del nacionalisme espanyol excloent.

I, avui, ha reblat en el clau, tot publicant una carta al diari El Mundo en què felicita al seu director, el penós i impresentable Pedro J. Ramírez (destil•la odi contra Catalunya, i això és susceptible, malgrat tot, de provocar pena i compassió perquè, per molt poder que tingui, no deixa de ser una pobre desgraciat). La Defensora del Pueblo elogia el periodista per la seva actitud “beligerante en su defensa (valors constitucionals) frente a los mitos identitarios del nacionalismo”, bo i publicitant (quina poca vergonya!) la necessitat de corregir “la imposición de una lengua vehicular única en la ensenñanza, lo cual atañe no sólo a la legalidad constitucional sino a los principios básicos de los Derechos Humanos”.

La carta de la Defensora del Pueblo, que és encara més sucosa, és una declaració de voluntats, una nova declaració, en favor de la croada contra Catalunya, al servei de la qual col•loca la institució que comanda. Dit ras i curt, referma la voluntat de mantenir-se ferma contra la convivència dels ciutadans i ciutadanes de Catalunya, tot manipulant una institució que hauria de ser el paradigma de l’excel•lència democràtica.

I amb això no s’hi juga, per la qual cosa hem demanat la seva dimissió i, per dir-li-ho a la cara, també n’hem demanat la compareixença immediata al Congrés del Diputats.

Intervenció Joan Tardà

El señor TARDÀ I COMA: Gracias, señor presidente.
Señorías, recibimos hoy el informe de la Defensora del Pueblo en funciones, doña María Luisa Cava, la Defensora interina que parece dispuesta a hacer méritos para no perder su título de interinidad. Para ello está dispuesta a emular a su predecesor, el señor Mújica, en todo aquello que compete a la catalanofobia, a la aversión a Cataluña y a los catalanes; un ejemplo magnífico de manual de autoodio al servicio del Partido Popular, al servicio del nacionalismo español mal excluyente. Dando rienda suelta a rencores, frustraciones y miserias políticas el señor Mújica se convirtió en un hooligan del anticatalanismo y contribuyó como el que más a dinamitar el Estatuto de Autonomía de Cataluña. Pues bien, ahora a su sucesora le toca disparar, no sé si con munición gruesa o menor, contra el despliegue del Estatuto de Autonomía de Cataluña. Y en estas estamos, porque ha llegado a afirmar que espera recortar aún más el Estatut. Recurrir leyes catalanas se ha convertido en el deporte nacional español y doña María Luisa Cava en apasionada practicante. De hecho, aun cuando ocupa el cargo desde el 30 de junio, la decisión de interponer recurso contra la Ley de Acogida catalana ya estaba tomada por el anterior responsable de la institución. Ella, ferviente renovadora del hooliganismo del señor Mújica, está por la labor y prosigue con el guión. Si tanto quiere la señora Defensora del Pueblo a Cataluña, ¿a qué viene oponerse a una legislación que lo que pretende es que los recién llegados se incorporen con todos los derechos a la sociedad catalana, que dejen de ser inmigrantes para convertirse en ciudadanos? ¿A qué viene? ¿Saben cuál es la razón? La lengua. ¿Acaso no quiere la señora Defensora del Pueblo que los ciudadanos recién llegados aprendan la lengua catalana? Supongo que si se tratara de la lengua castellana no habría problemas, pero si se trata del catalán entonces se está imponiendo una lengua. Esta enfermedad tiene un nombre: fanatismo, y tiene otro nombre: catalanofobia. No contenta suficientemente con ello, también va a recurrir el código de consumo catalán. Qué casualidad que sea otro de los objetivos de la caverna mediática y política. ¿Acaso no es posible normalizar la lengua catalana en todo aquello que compete al comercio en nuestra sociedad? La Defensora del Pueblo, convertida -digo- en títere de la reacción, no es ecuánime. Es más, uno se pregunta: En todo aquello que compete a la situación de la lengua vasca, gallega y catalana, ¿cuántas veces la Defensora del Pueblo o la institución ha mirado hacia la necesidad de normalizar y garantizar los derechos de todos los ciudadanos y ciudadanas? ¿Dónde están las acciones ecuánimes de una institución como la del Defensor del Pueblo? No le conocemos ninguna orientación en este sentido. Para rizar el rizo decide reunirse con los taurinos y darles un poco de aire defendiendo sus tesis y dejando de lado que el pueblo de Cataluña ya ha legislado. ¿Acaso el Parlamento de Cataluña no representa a los ciudadanos de Cataluña y ya ha legislado? ¿A qué viene, pues, esta actuación? De hecho, el pueblo de Cataluña deberá continuar visitando al Síndic de Greuges, pero, además, deberá hacerlo para frenar los agravios de esta institución española, la del Defensor del Pueblo. Y uno se pregunta: ¿Cómo un Estado moderno como el Estado español se puede permitir el lujo de que las voluntades de su sociedad se vean dinamitadas y truncadas por una institución tan desprestigiada, manipulada y corrompida? Hemos vivido las consecuencias de un Tribunal Constitucional ilegítimo, parcial y corrompido en sus funciones, y ahora, además, en el año 2010 ¿tenemos que aguantar una institución tan corrompida, tan parcial y tan ilegítima en sus funciones y en su práctica como la del Defensor del Pueblo? Creo que esto es imposible de metabolizar. Pedimos ecuanimidad y, por favor, cúrense ya de una vez de la catalanofobia…

El señor PRESIDENTE: Señor Tardà.

El señor TARDÀ I COMA: … y observen que también existen, además de la lengua española, la lengua catalana, la lengua gallega y la lengua vasca, y todos deberíamos tener de una vez por todas los mismos derechos.

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