Ya nos ha dicho adiós un gran hombre de Dios, un gran hombre y un activista del que todos deberíamos tomar ejemplo.
Era un sacerdote maldito para el nacional catolicismo político y eclesiástico español, porque entre otras cosas era un hombre de fe y no un hombre del régimen.
Allá por el año 1956 fue desterrado por el arzobispo Gregorio Modrego Casaus. El arzobispo en cuestión, firmó en 1937 la Pastoralde la Cruzadacuyo objetivo fue dar autoridad moral a los sublevados. Durante el franquismofue Procurador en Cortes y hombre vinculado al régimen dictatorial.
Este destierro a Mosen Dalmau le supuso un aire fresco , porque gracias a él contactó con el Front Obrer de Catalunya y de ahí su labor de activista.
Fue juzgado por el Tribunal de Orden Público por denunciar torturas en diversas ocasiones y en algunas de ellas no estuvo sólo, también fueron juzgados los sacerdotes Ricard pedrals, Antoni Totosaus y Jordi Limón debido a la manifestación de curas contra las torturas. Participa en la Caputxinada, la Taula Rodona y en la Tancada d'inel.lectuals en Montserrat en protesta por el proceso de Burgos.
Se afilia a la CNT donde intenta aproximar cristianismo y anarquismo como ya lo había hecho entre cristianismo y marxismo. Su capacidad de humanidad es tal, y su religiosidad que en una sola frase se puede encerrar, que repitió cientos de veces y que transcribo en estas líneas:
“Los seres humanos tenemos deseo de Dios. La muerte no existe. La vida y el amor son más fuertes que la muerte. El grano se transforma en trigo después de ser enterrado”.
Un hombre actual y con capacidad no sólo de pensamiento hacia el futuro, pues estaba al corriente de la situación catalana, sino con visión de futuro.
Todos deberíamos aprender de él como hombre, como activista, como persona como valores y debería servir para inspirarnos en nuestro obrar cotidiano.
Adios Mosen, y gracias por aportarnos esos valores y servirnos de ejemplo para luchar por un mundo mejor.
Un hombre que ya visiono situaciones territoriales, que con el tiempo han llegado, un hombre de esos que los tiempos forjan escasamente y raramente.
Especialmente en unos momentos en los que parece que el viejo espíritu quiere volver a renacer, o a eso aspira según comportamientos visibles en actuaciones que no es necesario mencionar y de las que estamos todos al corriente por las noticias en los diferentes medios. Lo peor de todo ello es que sus representantes son jóvenes que no llegaron a vivir en esos tiempos, pero parece que esos tiempos si han imbuido a esa juventud.
Desde aquí nos despedimos con el dolor de no tenerlo más aquí, pero con la certeza de su gran legado que perdurará durante muchos años……Adios Mosen.
Adéu …, Mossèn Dalmau.
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